Un proyecto de ley busca emplazar en el cruce de Diagonal
Sur y Perú un homenaje a la mujer originaria. Para impulsarlo, el escritor y
periodista integró un panel que debatió sobre la iniciativa. La propuesta es
llevar la estatua de Roca a Daireaux.
La mujer
originaria podría reemplazar el monumento a Julio Argentino Roca, responsable
del exterminio de comunidades indígenas completas en la llamada Campaña al
Desierto. La Legislatura porteña tiene un nuevo proyecto para que la estatua
del ex presidente sea removida de su sitial ubicado a metros de la Casa Rosada
y de la Plaza de Mayo, en Diagonal Sur y Perú. “Roca es el responsable no sólo
del genocidio, sino de la vuelta a la esclavitud, que había sido abolida en
1813”, apuntó el historiador y periodista Osvaldo Bayer, mentor e impulsor de
la iniciativa en un encuentro organizado ayer en el Salón Montevideo del
edificio legislativo.
Hace años que Bayer, coordinador del libro
Historia de la Crueldad Argentina, comenzó a dar clases en el monumento a Roca.
“¿Qué hace allí el general montado al caballo? A San Martín lo mandan al Retiro
en un caballito flaco, casi tapado por las Torres de los Ingleses, mientras al
responsable de uno de los mayores genocidios lo homenajean a metros del
Cabildo, ¿cómo puede ser?”, se preguntó entonces, y citó ayer.
Roca, explicó el historiador, no sólo eliminó
a comunidades ranqueles, mapuches, pehuenches, tehuelches y pampas, sino que
las sometió a diferentes estados de esclavitud y, a cambio de su accionar en la
conquista, recibió territorios en los que, luego, construiría la estancia La
Larga, situados en Daireaux, Buenos Aires. A ese campo es donde el proyecto de
ley de Basteiro propone que se traslade el actual monumento a Roca.
La idea de convertir el monumento en un
homenaje a la mujer originaria, explica Bayer, es darle lugar a “una persona a
la que la historia nunca dio mucha importancia, pero en cuyo cuerpo nació el
criollo, el mestizo, que fue el soldado de nuestra independencia. Nos referimos
a la mujer de los pueblos originarios, a su sufrimiento, denominadas siempre
chinas por Roca. Mujeres que fueron separadas de sus hijos y vinieron a la
ciudad como sirvientas, en los trabajos más sufridos sin que nunca se le pagara
nada. Ella realmente se lo merece. Y más aún después de los últimos estudios
antropológicos que hizo la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que
señalan que alrededor del 55 por ciento de los argentinos tiene algo de la
sangre de los pueblos originarios”.